La medicina moderna tiene su origen en la segunda mitad del siglo XIX con base en el conocimiento y en las prácticas relacionadas a los estudios de la anatomía humana y sus reflejos en materia de salud. Esta influencia de la medicina occidental se debió a la unificación de Alemania a
llevó a transformarse en uno de los principales centros médicos de
Europa y que no declinó sino hasta la Primera Guerra Mundial. Así los
estudiantes de medicina empezaron a viajar cada vez más a las
universidades alemanas y en especial a Berlín.
En sus facultades encontraban varias de las figuras de la medicina como Virchow, Koch, Helmholz, Liebig, Von Behring, Röntgen, Ehrlich entre otros. Muchas de las teorías y descubrimientos importantes para el progreso de la medicina científica se hicieron en esa época y muchos en Alemania, fama que después de la Segunda Guerra Mundial y de la devastación de Europa se mudó a los países aliados; a los Estados Unidos.
Con el laboratorio nace la biotecnología para estudiar las varias secreciones (sangre y orina, jugo gástrico, entre otros), ampliando el examen físico al uso de nuevos instrumentos en el laboratorio clínico.
La unificación de Alemania, el progreso de su medicina académica y las técnicas químicas y microscópicas pasaron la medicina al laboratorio; un cambio cuantitativo y cualitativo, que pasó de un arte empírico con escasos recursos a una profesión científica con técnicas para diagnósticos más precisos.
La biotecnología contemporánea aplicada a la medicina es un avance excepcional para los pacientes, a pesar de las críticas de deshumanizar la medicina, pero promueve una mayor eficiencia en los diagnósticos, tratamientos y cura de las enfermedades.
En sus facultades encontraban varias de las figuras de la medicina como Virchow, Koch, Helmholz, Liebig, Von Behring, Röntgen, Ehrlich entre otros. Muchas de las teorías y descubrimientos importantes para el progreso de la medicina científica se hicieron en esa época y muchos en Alemania, fama que después de la Segunda Guerra Mundial y de la devastación de Europa se mudó a los países aliados; a los Estados Unidos.
[Isabel Rangel Barón] se impresionó al saber que una de las características sobresalientes de la medicina moderna es el uso del laboratorio
en el siglo XIX, donde se empezaron a introducirse una serie de técnicas, la
capacidad analítica y la resolución de diversos datos. Los instrumentos
como el estetoscopio, el termómetro, el microscopio y otros
perfeccionaron el diagnostico y en consecuencia el tratamiento y la
cura.
Con el laboratorio nace la biotecnología para estudiar las varias secreciones (sangre y orina, jugo gástrico, entre otros), ampliando el examen físico al uso de nuevos instrumentos en el laboratorio clínico.
La unificación de Alemania, el progreso de su medicina académica y las técnicas químicas y microscópicas pasaron la medicina al laboratorio; un cambio cuantitativo y cualitativo, que pasó de un arte empírico con escasos recursos a una profesión científica con técnicas para diagnósticos más precisos.
En
la actualidad son cada vez más los exámenes que se realizan con
exactitud en una gama de pruebas de laboratorio útiles para el
diagnóstico y el tratamiento de la mayoría de los enfermos, recursos
ausentes del ámbito de Hipócrates.
La biotecnología contemporánea aplicada a la medicina es un avance excepcional para los pacientes, a pesar de las críticas de deshumanizar la medicina, pero promueve una mayor eficiencia en los diagnósticos, tratamientos y cura de las enfermedades.