Isabel Rangel Barón - Atención al estado de salud del viajero, especialmente a las enfermedades dermatológicas, gastrointestinales y respiratorias y de que muchos de los viajeros requieren de una consulta médica durante su itinerario.
Un ejemplo de prevención que todos los profesionales de salud deben conocer es la existencia del servicio de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la Facultad de Medicina de la UNAM (México) que es una unidad mixta de servicio, investigación y docencia fundada en 2011 en la terminal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
El Dr. Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable del servicio explica que comúnmente el viajero padece ciertas afecciones, desde dermatológicas, que incluyen picaduras de insectos que pueden complicarse en infecciones; problemas gastrointestinales, especialmente diarreas; y las dolencias respiratorias.
Los profesionales de salud deben reconocer que a escala mundial, se puede prevenir enfermedades adquiridas por picaduras como dengue, malaria, zica o chikunguña, que se deben prevenir usando repelentes especializados con concentraciones entre 20 y 30 por ciento del ingrediente activo llamado picaridina y, especialmente, recomendar la vacunación antes del viaje.
Como
cultura de prevención los profesionales de salud deben recomendar la
administración de las vacunas obligatorias y llevar un botiquín.
Este debe estar compuesto, entre otros y según las necesidades especificas del paciente, de un antiinflamatorio para el dolor cabeza, golpes o caídas; medicamentos para fiebre e infecciones gastrointestinales; un antiséptico tópico o desinfectante para heridas con procicatrizantes; una venda de 10 centímetros de grosor que sirva para tobillo, muñeca o brazo; gotas oftálmicas o lagrimas artificiales; medicamentos contra el mareo y contra reflujo y gastritis.
Un ejemplo de prevención que todos los profesionales de salud deben conocer es la existencia del servicio de la Clínica de Atención Preventiva del Viajero de la Facultad de Medicina de la UNAM (México) que es una unidad mixta de servicio, investigación y docencia fundada en 2011 en la terminal del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Este servicio funciona bajo un modelo público autosustentable con el objetivo de aplicar la medicina preventiva,
contando con los únicos médicos certificados en medicina del viajero
del país y con personal capacitado para atender las necesidades
especificas de los viajeros. Este servicio colabora con instituciones
del sector público y privado para reducir los riesgos de salud y,
especialmente, crea campañas que promuevan la cultura de la medicina
preventiva en la población de viajeros internacionales.
El Dr. Jorge Baruch Díaz Ramírez, responsable del servicio explica que comúnmente el viajero padece ciertas afecciones, desde dermatológicas, que incluyen picaduras de insectos que pueden complicarse en infecciones; problemas gastrointestinales, especialmente diarreas; y las dolencias respiratorias.
Los profesionales de salud deben reconocer que a escala mundial, se puede prevenir enfermedades adquiridas por picaduras como dengue, malaria, zica o chikunguña, que se deben prevenir usando repelentes especializados con concentraciones entre 20 y 30 por ciento del ingrediente activo llamado picaridina y, especialmente, recomendar la vacunación antes del viaje.
Aún
es interesante identificar las peculiaridades de cada destino para
contrarrestar con la medicina preventiva, a saber: En Asia-Pacífico es
común adquirir la fiebre tifoidea o salmonelosis. También que después
del viaje, el dengue y la malaria son enfermedades habituales en quienes
regresan a casa provenientes de América del Sur, África subsahariana y
sitios rurales de Asia-Pacífico con padecimientos transmitidos por
mosquitos. Todavía que en Europa, en el Mediterráneo, son comunes las
afecciones gastrointestinales y el dengue.
Este debe estar compuesto, entre otros y según las necesidades especificas del paciente, de un antiinflamatorio para el dolor cabeza, golpes o caídas; medicamentos para fiebre e infecciones gastrointestinales; un antiséptico tópico o desinfectante para heridas con procicatrizantes; una venda de 10 centímetros de grosor que sirva para tobillo, muñeca o brazo; gotas oftálmicas o lagrimas artificiales; medicamentos contra el mareo y contra reflujo y gastritis.

